Retomamos la nueva normalidad después de este verano raro. Apostamos por una nueva normalidad con una economía que cuida el planeta y una energía que cuida las personas. Cuidémonos para cuidar al planeta y que el planeta nos cuide.
Este verano ha sido extraño. Nos hemos movido menos, nos hemos visto menos y nos hemos dado menos abrazos. Parece que el resto de los meses que nos quedan nos producen cierta incertidumbre. Este periodo nos tiene que servir para reflexionar sobre cómo nos relacionamos no sólo entre nosotros y nosotras, sino también con el planeta.
El nuevo mundo debe ser renovable, solidario y con un foco especial en las personas y el planeta. No podemos obviarlo. No podemos obviar que el virus que nos acecha tiene que relación con la acuciante falta de diversidad biológica, y que dicha falta de diversidad está estrechamente relacionada con el cambio climático.
Necesitamos transformar el modelo económico y energético para poder cuidar el planeta. Es necesario para paliar la destrucción de los ecosistemas y la destrucción de la vida. Las cifras son alarmantes. Más de un 70% de las infecciones que han ocurrido en los últimos cuarenta años han sido enfermedades infecciones de animales que se transmiten al ser humano. La pérdida biodiversidad hace que las posibilidades de que el virus entre en contacto con el ser humano y lo infecte, aumenten. Estudios como Diversidad, señuelos y el efecto de dilución: cómo las comunidades ecológicas afectan el riesgo de enfermedades o Efectos de la diversidad de especies en el riesgo de enfermedades han demostrado que a mayor biodiversidad, menor riesgo de propagación de enfermedades.
No tenemos tiempo que perder. Hoy, tras tres meses de encierro y dos meses de movimiento limitado, nos hemos dado cuenta de lo importante que es salir y respirar aire fresco del campo, de los bosques, de que nos dé el sol o el agua del mar en la piel. Nos hemos dado cuenta del espacio que ocupan los coches en las ciudades y de lo importante que es caminar. Es necesario cambiar el modelo energético, y desde luego el modelo económico para poder abordar los retos necesarios desde una óptica ecologista. En Ecooo queremos formar parte de ese cambio, queremos ser agentes de cambio, queremos ser parte de la solución. Por este motivo hemos buscado un modelo empresarial que aúne lo económico, lo medioambiental y lo relacional.
Hemos buscado un modelo empresarial que aúne lo económico, lo medioambiental y lo relacional.
Hemos buscado un modelo empresarial que cuida las personas, el medio ambiente y que además, es rentable. Las participaciones de Ecooo supone invertir dinero en un negocio que no vende armas, no invierte en fósiles y sí invierte en redes de economía social y solidaria. Es además, rentable, garantizando beneficios desde el 1,5 hasta el 4,5% después de impuestos gracias a la venta de energía eléctrica renovable generada en plantas solares fotovoltaicas y vertida a la red. Gracias a eso, no solo ofrecemos un producto económico rentable, sino que limpiamos la red de electricidad generada con combustibles fósiles.
Está demostrado que gran parte de la biodiversidad destruida es debido a los combustibles fósiles, por su efecto directo e indirecto. Sus efectos directos de la extracción incluyen la degradación del hábitat o la pérdida de especies. Los indirectos, como por ejemplo, la creación de la infraestructura necesaria para la extracción, generan una mayor cascada de impactos, como la deforestación, las invasiones de especies o las catástrofes, como los derrames de petróleo. No hay momento más evidente para reducir las energías fósiles y parar la destrucción de la biodiversidad que el actual. No hay momento más evidente para cambiar los principios en los que basamos la economía que el actual. Se ha evidenciado que la acumulación de capital en pocas manos, la extracción de valor por parte de unos pocos individuos a costa del resto, no tiene sentido en un momento en el que la cooperación, la interdependencia y las relaciones entre las personas se han demostrado como la única vía de salida.