Verdes y Libertarias, un blog coletivo y abierto a todas aquellas personas que quieran reflexionar, debatir y construir nuevos espacios políticos en el que se mejore la cultura democrática encaminada a conseguir un mundo que cuide del planeta y de las personas, entrevistó a Cote Romero para analizar las herramientas que como ciudadanía poseemos para poder pasar de la teoría a la acción, y comenzar a dar pasos reales hacia un mundo sostenible, limpio y más justo. A continuación te reproducimos la entrevista completa.
Empezamos siempre las entrevistas hablando de etiquetas. ¿Aceptas que te etiqueten? ¿Cómo te defines?
Hola. Esta pregunta que parece baladí puede tener toda la carga de profundidad que le queramos dar. Claro que acepto que me etiqueten, no obstante y aun siendo una práctica habitual para encajar la realidad y comprender el mundo, creo que es una manera de percibir la información limitante y errónea. Limitante, porque las etiquetas no recogen toda la riqueza de facetas que desarrollamos las personas. Y errónea porque etiquetar la realidad genera separación. Si soy del norte y el otro es del sur, ponemos distancia y muchas veces confrontación. Es decir, la visión parcial de la realidad, y buena muestra de ello es clasificar y cosificar a las personas, en la práctica impide establecer objetivos comunes y metodologías de colaboración.
A pesar de lo dicho y para contestar a tu pregunta, puedo definirme como una persona inmersa en una cultura de separación que trata de despertar internamente conciencia y desde ahí transformar en “vida buena” el caos y el sufrimiento que genera nuestra manera vivir. El fomento de una cultura de “No separación” en ningún caso significa un “buenismo bobo” que provoque parálisis y resignación y que impida denunciar las malas prácticas de los gobiernos, de las grandes corporaciones, de la sociedad en su conjunto o mis propias incoherencias. Todo lo contrario. La vida me insta a tomar partido y ser coherente y decidida. Por tanto, me siento apelada a denunciar el relato oficial que sustenta un modelo de sociedad injusta e insostenible, pero mi enfoque no es el de un enemigo a abatir, si no el de despertar del letargo personal y colectivo y construir alternativas que no generen sufrimiento. Considero que esa es la manera más eficaz de desinflar las mega-estructuras de dominación. Descubrir que tenemos libertad para salir de un sistema injusto.
¿Crees que la gente es consciente de lo que significa cambiar el modelo o realmente solo quiere oír que la energía es cara y nos roban, pero sin entrar en el fondo del asunto?
En muchas ocasiones escucho que hoy en día, y gracias a Internet, la información está disponible y accesible para todas las personas y por tanto, si éstas no inician procesos de cambio es por egoísmo y por comodidad. No creo que sea tan simple. Porque muchas veces oyendo no oímos, o viendo no vemos. Es decir, entre la realidad o la información y lo que interpretamos como tal, están operando filtros internos. De tal manera que desde un marco conceptual determinado estamos bloqueados para aprehender información de un marco conceptual diferente. Por esto se hace necesario hacer un viaje exploratorio para analizar cómo interpretamos la realidad, cómo se ha conformado el imaginario colectivo, cómo opera y qué efectos tiene en el comportamiento social. Y debemos hacer este cuestionamiento porque los marcos conceptuales rigen nuestra manera de entender el mundo y afectan a cómo vamos a responder en todos los ámbitos de nuestra vida, en el energético también. El marco conceptual se sostiene en un relato que da coherencia a nuestra manera de actuar. Pero, ¿nos hemos planteado quién elabora el relato?
Nuestra sociedad actual se sustenta en un modelo económico basado en la acumulación. Un sistema económico injusto y suicida que se mantiene fagocitando constantemente recursos materiales, energía y personas. Injusto porque acumula la riqueza en pocas manos a costa de expulsar del concepto de una “vida buena” a millones de personas. Y suicida porque afecta gravemente a las bases físicas que sostienen la vida, al medio ambiente.
La sociedad se sustenta sobre un sistema económico injusto y suicida.
Y ¿cómo se puede mantener un sistema nocivo y concentrado en muy pocas manos si todos los demás somos mayoría? La única explicación está en la dominación cultural a través de un relato que le imprima coherencia. Ya que este modelo se mantiene por un pacto de consentimiento oculto, tan oculto que no somos conscientes de él. Una certera ingeniería social que a través del sistema educativo, de la publicidad y de los medios de comunicación, nos ha inoculado una cultura de separación y de insatisfacción que mantiene todo el aparato, y que sacraliza el confort como máxima expresión de la felicidad. Separación que fomenta el individualismo, y ya sabes, divide y vencerás. E insatisfacción como base de este consumismo loco e irreflexivo al que estamos sometidos y que es la sangre del sistema.
La mejor medicina consiste en apagar el televisor y quebrar el individualismo.
Cada vez más personas se van dando cuenta de que el mito del confort ha generado una sociedad frustrada y deprimida. No obstante, es muy difícil o prácticamente imposible, de manera individual salir del relato oficial y actuar. Para ello, la mejor medicina que disponemos consiste en apagar el televisor y quebrar el individualismo, juntándonos con otras personas para descubrir, de manera colectiva, otros relatos y otras maneras de hacer. Esto ya está ocurriendo por todos los rincones del planeta. Pero esta nueva realidad no es conocida por todo el mundo, entre otras causas, porque no cuenta con la adecuada repercusión mediática. Y si bien es verdad que no se dispone de los medios de comunicación de masas para romper la prédica hegemónica, aunque se tuvieran, el efecto no sería inmediato por el simple hecho de comunicar todo esto. Necesitamos de-construir imaginarios. Si no ¿por qué en la cena de navidad, en igualdad de condiciones de comunicación, no eres capaz de convencer a tu cuñado?
¿Por qué en la cena de Navidad no eres capaz de convencer a tu cuñado?
¿Cómo podemos comunicar en la sociedad de los 140 caracteres ideas como “peak oil” o “los refugiados climáticos”?
Tienes razón en apuntar que este sistema además se mantiene en la prisa. Somos la sociedad “fast”, ya que ello favorece la irreflexión. Porque se precisa tiempo para analizar y reflexionar qué tienen en común los refugiados climáticos y el peak oil. Necesitamos tiempo para llegar a dilucidar que el sistema económico actual necesita estar en continuo crecimiento y que esto tiene como consecuencias haber agotado recursos tan valiosos como el petróleo. Necesitamos tiempo para analizar que detrás de las migraciones, opera un sistema de dominación y expolio de otros territorios. Necesitamos reflexión para entender que la base energética del sistema, la quema de combustibles fósiles, ha cambiado el clima y esto ya es causa de migraciones masivas de personas. Analizar todo esto requiere tiempo.
Encuentro representantes Plataforma en Madrid
Y en este sistema de la caducidad inmediata, me preguntas cómo podemos comunicar conceptos tan complejos y tan poco intuitivos como el peak oil o los refugiados climáticos, o los complejos mecanismos que operan en nuestras decisiones y mantienen un sistema injusto. Salvo espacios de degustación lenta como son los blogs o revistas especializadas, como es en este caso, la información debe ser telegráfica. Porque el medio exige frugalidad. Sin lugar a dudas, en esos espacios también debemos comunicar. Y para ello, adaptarnos a los 140 caracteres, o tener una “frustrante” intervención de un asunto denso en un espacio de 20 segundos en un telediario. Para ello tenemos que trabajar la síntesis y la concreción. Y aún más exigente todavía, sacrificar mucha información importante a fin de que esa información también sea válida. Una idea fuerza, y si llega, ya habrá espacio para reflexiones de mayor calado.
Hay que lanzar una idea fuerza. Si llega, ya habrá tiempo para reflexiones de más calado.
Ante este panorama, ¿tenemos solución?
Si bien el panorama que se plantea es demoledor opino que tenemos posibilidades. Este sistema económico, que asemeja un alcázar inexpugnable, alcanzo a ver en él dos fisuras y aquí el papel de la ciudadanía es crucial.
El sistema tiene una fisura política y una fisura económica.
Fisura Política: El todopoderoso “Poder Económico”, a pesar de su preeminencia, precisa para operar a sus anchas de un determinado sistema normativo que emana del “Poder Político”. Aunque éste sistema normativo sea la desregulación. Véanse como ejemplos, la elaboración de los tratados de libre comercio, la corrupción política, las puertas giratorias, etc. Por lo tanto, los gobiernos elaboran normas que favorecen a las oligarquías. Éstas a su vez, con un férreo control de los medios de comunicación, elaboran un relato mediático que influye en los votantes, de tal manera que se mantienen determinadas estructuras políticas en el gobierno. Y así, este insoportable círculo vicioso.
¿Cuál es el objetivo del poder político? Mantenerse en el poder.
Pero en la política actual (con honrosas excepciones), ¿cuál es el verdadero objetivo del “Poder Político”? Mantenerse en el poder a través de los votos de los ciudadanos. Si los votos se obtienen, como en la actualidad, por medio del discurso creado por la plutocracia empresarial, el poder político favorecerá el statu quo.
Pero si surgiera una ciudadanía con conocimiento y activa que exigiera que se regulase a favor del bien común, al “Poder Político” no le quedaría más remedio que hacer un viraje. La presión social por tanto es vital para el cambio de modelo. De ahí, que acuñe con tanta frecuencia que nada va a cambiar si no hay una ciudadanía activa que empuje el cambio.
Nada va a cambiar si no hay una ciudadanía que empuje el cambio.
Fisura Económica: Ya es una realidad en todo el mundo, aunque no se visibilice, que una economía cuyo motor no es la acumulación, es decir, no centrada en el lucro, ciudadana, resiliente, local y conectada está cambiando el mundo. Porque es capaz de satisfacer las necesidades “reales” de todas las personas poniendo en el centro la vida. Es decir, respetando los derechos humanos, de los animales y rompiendo con el expolio de la naturaleza. No necesita crecer continuamente. Reduce drásticamente el uso de materiales y energía. Y a la larga libera el recurso más precioso: Tiempo. Pero, además, si satisfacemos nuestras necesidades fuera de las grandes corporaciones del sistema, estamos retirando poder, es decir nuestro dinero, al sistema. La manera más eficaz de apuntar al corazón de la bestia es dejarla sin sustento. El éxito dependerá de la escala. Si las cooperativas verdes que comercializan en España energía, en vez de tener 50.000 personas socias cuentan con una base social de millones de personas, el fiel de la balanza se desplazará sin lugar a dudas.
Si las cooperativas aglutinasen a millones de personas, el fiel de la balanza se desplazaría.
¿Cómo podemos llegar a las mayorías?
Es evidente que los medios de comunicación son clave en el mantenimiento del sistema y que acceder a ellos sería un catalizador del cambio. Pero no sería suficiente. Hay que trabajar y mucho, el discurso del cambio para que éste penetre a pesar de las barreras que operan tras décadas de educación, publicidad y cultura hegemónica.
Los medios de comunicación son claves, pero no son suficientes Clic para tuitear
Además, no se trata siquiera de deponer a unos gobernantes para colocar a otros más acordes a políticas sociales, pero que en el fondo mantengan un sistema económico extractivista que precise estar en continuo crecimiento. Se trata por tanto, de un revolucionario cambio social. Y una revolución cultural requiere tiempo para inocularse lentamente. Pero para más inri no disponemos de tiempo. Entre otras muchas cuestiones, el cambio climático avanza inexorablemente y urge un cambio de hábitos disruptivo y ambicioso. Vaya callejón sin salida, ¿no?
El cambio social necesita tiempo, pero el cambio climático no espera: ¿Un callejón sin salida?.
Aun constatando que los cambios culturales se cocinan a fuego lento me aventuro a tener esperanza. Pero no una esperanza desesperada y cogida con las pinzas del No rendirse. Tampoco una esperanza basada en que los coletazos duros del cambio climático nos pongan las pilas. Ni una esperanza depositada en que al final la tecnología nos sacará del atolladero. Porque es evidente, que nuestra sociedad hiper-tecnologizada no ha contribuido a que seamos una sociedad mejor.
Mi esperanza se basa en que los cambios necesarios a realizar mejoran y mucho nuestra calidad de vida. Y eso es contagioso. Porque todas las personas queremos una vida buena. Y el modo de vida actual, al margen de disponer o no de trabajo, de vivir en el Norte enriquecido o en el Sur global, de ser aceptado socialmente o pertenecer a una minoría marginada, es una vida insatisfactoria. Este sistema se sustenta en ello, en la insatisfacción. Creando sociedades enfermas.
¿Qué persona en un Madrid, ciudad en la que vivo, no está harta de atascos, de prisas y del cansancio generalizado? ¿Quién no se ha dado cuenta del tiempo, dinero y energía que se invierten en las necesidades “innecesarias” de la sociedad de consumo y que una vez satisfechas no satisfacen? ¿Quién no querría disponer de tiempo para disfrutar de la naturaleza, de la lectura, de las amistades o de la familia?
Pero además, el reto necesita construcción colectiva para el bien común. Y no hay mayor satisfactor que sentirse útil construyendo, y si es de manera colectiva, con otras personas, la experiencia de unidad es un catalizador sólido del cambio.
la experiencia de unidad es una catalizador sólido del cambio.
Aquí está la clave. Aprender a no reproducir las lógicas de este sistema económico en nuestras organizaciones sociales, políticas, empresariales, vecinales, etc. Aprender a trabajar sin competir por los liderazgos, el poder o el control. Se puede, ¡claro que se puede! Pero debemos tenernos paciencia, porque hemos sido inoculados por el individualismo y la competencia hasta los tuétanos. Pero se puede. Ya hay hermosas realidades por todas partes.
Por tanto, sin medios de comunicación, sin tiempo, y con un poderoso sistema jugando a la contra, me aventuro a decir que tenemos posibilidades de llegar a las mayorías. Porque si el motor del cambio que nos encamine a la acción necesaria en vez de estar basado en el sacrificio o en la culpa, se basa en la construcción colectiva y en la alegría compartida, el cambio será contagioso.
El sistema nos quiere uniformes y separados, así se nos controla mejor. La esperanza, por tanto, la atisbo en la diversidad y la unidad: muchas estructuras pequeñas, locales, resilientes, democráticas, unidas y conectadas. Para ello, debemos cambiar la manera de relacionarnos. Arrumbar de nuestras relaciones la competencia que emana la lógica de la dominación y caminar por la senda de la cooperación y colaboración.
¿Cómo está organizada internamente la plataforma? ¿Puedes explicarnos cómo funcionan los nodos, cómo es vuestra organización interna y cómo resolvéis las tensiones que puedan producirse?
contra la pobreza energética
Como bien sabéis, la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, está conformada por más de cuatrocientas organizaciones ecologistas, políticas, sindicales, empresariales, educativas, organizaciones de consumidores, organizaciones que trabajan en el ámbito de la pobreza y exclusión, asociaciones de vecinos, ayuntamientos, etc. y lo más importante, por personas que deciden dar el paso y trabajar voluntariamente por un modelo energético compatible con la vida. Esta amalgama de integrantes además está repartida por toda la geografía del Estado. De tal manera, que tenía y tiene sentido, organizarnos en nodos territoriales, con capacidad de trabajo autónomo, pero interconectado con el resto de territorios.
Nos reunimos en asambleas y las decisiones se toman por consenso.
Nos reunimos en asambleas y las decisiones se toman por consenso. La periodicidad de las asambleas depende de la realidad de cada Nodo. Hay territorios en los que la actividad es muy intensa y esta realidad, convive con zonas en las que la actividad es puntual. No obstante, aquí se pone de manifiesto la solidaridad ciudadana que respetando idiosincrasias y sensibilidades propias, unos territorios sirven de altavoz del trabajo o de las amenazas que en el ámbito de la energía puedan sufrir otros territorios (véase fracking, prospecciones de petróleo en aguas profundas, centrales o cementerios nucleares, infraestructuras gasistas, etc.)
No podemos servir de lavado de cara de ninguna institución.
De cara a las posibles tensiones internas, es cierto que una composición de miembros (organizaciones) con intereses tan dispares es compleja. Decidimos desde el principio que debería ser un espacio amplio y plural a fin de llegar al mayor número de personas, porque el cambio de modelo energético precisa de la colaboración de toda la sociedad. Es evidente, que hay organizaciones integrantes que pueden o que de hecho han adoptado políticas y discursos contrarios a la necesaria transición energética. Ya en su momento decidimos que el hecho de que fueran integrantes de la plataforma no nos iba a impedir denunciar las malas prácticas. Y así ha sido. No podemos servir de lavado de cara de ninguna institución. Ello convive, con la importancia de influir en los tomadores de decisiones de estas organizaciones (véase org. políticas, sindicales…) y con llegar a sus bases sociales, cuestión ésta fundamental para el cambio.
¿Qué tipo de trabajo desarrolláis?
En términos genéricos, podemos decir que hemos desarrollado cuatro líneas de trabajo: Incidencia Política, Acción Jurídica, Repercusión mediática y activación ciudadana.
¿Se acerca gente joven a la Plataforma? ¿Engancha la juventud con esta causa?
Esta pregunta la voy a referenciar a la asamblea a la que acudo y que conozco en mayor profundidad, el Nodo de Madrid. La media de edad de la asamblea ronda los cuarenta años. Muy poca gente joven acude a nuestra asamblea. Y cuando vienen, los cuidamos como oro en paño, porque el tema es preocupante. Sin lugar a dudas, hay diversas causas que provocan esta realidad. Una de ellas es la falta de renovación generacional en el ecologismo, y otra importante, es que el ámbito energético además de opaco e incomprensible, parece fuera de nuestro círculo de influencia (unos inaccesibles señores con corbata deciden todo en un despacho). Pero es vital que la gente joven participe en el debate energético, que aprendamos de su enfoque, nos contagiemos de su frescura y nos apoyemos en su fuerza.
Es vital que la gente joven participe en el debate energético.
Como hemos detectado que hay causas cercanas e interconectadas con el modelo energético, que sí están activando a personas jóvenes, tales como el decrecimiento, el animalismo, etc. vimos importante acercarnos a ellos. De tal manera que hemos establecido un diálogo con organizaciones estudiantiles a fin de establecer sinergias, aportándoles todo nuestro apoyo y difusión. La idea no es captar gente de una manera proselitista, ya que no es necesario que acudan a nuestras asambleas. Porque no se trata de alimentar una mega-estructura como es la Plataforma, ellos ya están aportando al bien común desde sus diferentes asociaciones. Se trata más bien, de colaborar, de influirnos mutuamente y avanzar en la necesaria transición energética ciudadana.
Se trata de colaborar, de influirnos mutuamente, no de alimentar megaestructuras.
Algo similar ha ocurrido de una manera espontánea en Madrid con los mayores. Con el precioso y numeroso grupo de Yayo-Flautas ha surgido una colaboración muy bonita. Acciones de calle en horario laboral de mañana resultan imposibles de cubrir con los activistas del nodo de Madrid. Estas no son un fracaso gracias a la ayuda de los Yayo-flautas. Y viceversa. Acudimos encantados a los actos que solicitan nuestra presencia.
Hay algunos temas difíciles como son las tarifas de la gran industria. Detrás de esas tarifas hay una subvención encubierta a consumidores intensivos de energía, pero al mismo tiempo son plantas que emplean a miles de personas. Esas compañías chantajean al estado con los empleos para conseguir unos precios de la energía subvencionados. ¿Cómo podemos enfrentar ese discurso desde una perspectiva política, teniendo en cuenta las angustiosas cifras de desempleo?
Rregasificadora del Musel, Gijón. Obra nunca utilizada. Autora EF
De entrada, comentar que el sistema está diseñado para que el consumidor doméstico sufrague a la industria. Cargar a las familias y a las PYMES con los costes del sistema, además de injusto, políticamente va en contra de la generación de empleo. En España, son las PYMES las que sustentan el empleo. Al contrario de Alemania. Por lo tanto, esta financiación oculta a la industria no se puede justificar en la generación de empleo sino en la capacidad de influencia de las grandes corporaciones en la política.
¿Y el carbón? ¿Cómo ves la propuesta de que mientras haya térmicas quemando carbón, este debe ser nacional?
Nos parece una insensatez la defensa del carbón nacional en el contexto de cambio climático que estamos sufriendo. No nos podemos permitir el lujo de quemar fósiles, tengan la denominación de origen que tengan.
Tras ello, están en juego tres mil puestos de trabajo, de personas con nombres y apellidos que viven y que dependen de unos ingresos para poder desarrollar una vida digna.
Aboño Asturias. Autora EF
Es posible y lógico que cuando indicamos que debemos cerrar la minas, y aún más, las térmicas de carbón, los colectivos afectados defiendan sus intereses y contra-argumenten que quiénes somos los de Madrid, o Tenerife o Cáceres para inmiscuirnos en su manera de ganarse la vida y en toda una cultura que ha vertebrado la sociedad de las cuencas mineras. Pues a los de Madrid, Tenerife, Cáceres, Quito, Bombay nos afecta y mucho la emisión de gases de efecto invernadero de la quema de carbón. ¿O es que detrás de las migraciones masivas de personas que no tienen ya acceso a agua no está la quema de combustibles fósiles? ¿O no afecta a la seguridad alimentaria, las pérdidas incontables de la agricultura en la cuenca mediterránea porque el clima está cambiando?
Es una insensatez la defensa del carbón nacional en el contexto del cambio climático.
Necesitamos dialogar y acercar posturas en las cuencas mineras. Necesitamos soluciones creativas con urgencia. Y haberlas las hay. Lo que se precisa es voluntad y valentía política y no la hay. Porque este problema pone de manifiesto que en muchas ocasiones los partidos políticos no están dispuestos a hacer lo correcto a costa de perder votos o los sindicatos a costa de mermar el número de afiliados. Hasta la fecha no han sido capaces de trabajar una solución creativa y justa para todas las personas, ya que esta cuestión parece religiosa, intocable. ¡Me hubiera gustado ver a los sindicatos hacer una décima parte de esfuerzo con la sangría de puestos de trabajo en el sector renovable a raíz del acoso regulatorio del gobierno! Una pérdida de más de setenta mil puestos de trabajo en un sector estratégico y de futuro. O verles presionar para fomentar políticas de ahorro y eficiencia, un sector que además de redundar en la competitividad del estado, es netamente empleador, el vector con mayor capacidad de crecimiento de empleo distribuido.
Me hubiera gustado ver a los sindicatos defendiendo los puestos de trabajo de las renovables.
Hay una idea surgida del Grupo verde del Parlamento Europeo sobre un movimiento de desinversión en combustibles fósiles, animan a la gente a que saque su dinero de fondos que inviertan en empresas mineras o petroleras. Hay quien critica esa idea pues supone que el sistema capitalista es capaz de corregirse a sí mismo, con sus propios mecanismos y no va al fondo del problema a cuestionar el modelo. ¿Conoces la campaña? ¿Qué opinas de ella?
La urgencia climática es de tal gravedad que todos los mecanismos y herramientas que se habiliten son más que necesarios. Si bien es verdad, esta propuesta no es transformadora. Porque para salvaguardar los intereses generales el capitalismo se ha demostrado ineficaz. Por lo tanto, para preservar el bien común, más allá de la lucha contra el cambio climático, necesitamos un cambio de modelo, no tan solo de tecnología.
El nuevo modelo energético es ciudadano.
El nuevo modelo energético es ciudadano. Las personas, las comunidades y los pueblos parte protagonista del mismo. Siendo decisores y productores de energía respetuosa con el medio ambiente y con la mirada puesta en la justicia social. Una energía de y para las personas.
Podrías explicarnos lo que es Ecooo y su función. ¿Crees que es correcto decir que haces política desde una empresa?
Opino que los propios actos de consumo son actos políticos. Todos los días hacemos política con el carro de la compra. Qué compras, cuánto compras o dónde compras tiene repercusiones. Es vital meter conciencia en nuestro consumo y poner en valor su papel transformador.
Además, en Ecooo decimos que si no haces economía, te la hacen. De ahí que sea importante que las personas nos organicemos para producir y consumir de manera responsable. Existe otra manera de hacer economía. Una economía no basada en la acumulación, sino en el sentido común y en la responsabilidad.
Somos por tanto, una organización de No Lucro con doce años de recorrido y nos encanta lo que hacemos: facilitar a muchas personas (más de 2.500) a ser productores de energía limpia de manera colectiva. También realizamos instalaciones de autoconsumo, y ayudamos a ahorrar energía en diferentes ámbitos (hogar, escolar, organizacional, municipal, etc.). Y mucha, mucha pedagogía energética, absolutamente necesaria en un sector tan opaco y complejo.
Los proyectos de Ecooo ayudan a las personas a pasar de la protesta a la propuesta.
Las proyectos que planteamos desde Ecooo ayudan a las personas a pasar del discurso a la acción, de la protesta a la propuesta.
Hablemos de política, ¿te tienta? ¿te ves en un partido?
Cabe señalar mi profundo respeto a las personas que dan el paso y trabajan desde partidos políticos. A pesar de estar tan denostado el actor político, considero que es un sacrificio personal enorme. Y por ello, lo agradezco. Pero, no creo que sea mi espacio. De hecho, en distintos comicios y desde diferentes partidos políticos me han propuesto ir en listas, pero agradeciendo que hayan pensado en mí, he declinado las propuestas. Y las he declinado no porque me asuste el esfuerzo y sacrificio, que de eso los activistas o las empresas sabemos mucho, si no porque yo no funcionaría bien con unas reglas del juego tan duras y competitivas. Así de simple.
Yo no funcionaría bien con unas reglas de juego tan competitivas como las de la política.
Por lo tanto, hago política, pero desde otros espacios también muy necesarios.
Una mujer hablando de energía, un mundo de hombres de corbata. ¿Has sentido discriminación por ser mujer en algún momento?
Sí, claro. Y no tanto en mi persona, sino porque plantear un modelo energético ciudadano compatible con la vida, es diametralmente opuesto al enfoque consagrado economicista que bien encarna todos las características del patriarcado. El actual modelo es jerárquico, es centralizado, no escucha ni hace partícipes al resto de actores, es indolente con las consecuencias graves que provoca, etc.
Torres Eólicas, autora Matilde Huerta
Desde la arrogancia de la tecnocracia economicista tratan de desprestigiar cualquier alternativa energética, tildándola de ilusoria y utópica. El mundo al revés. Es el modelo actual el que se ha demostrado ineficaz para satisfacer las necesidades energéticas de todas las personas y que además, ha generado tal deterioro ambiental que ha puesto a la civilización en peligro.
Ante sus números perversos, nosotras planteamos sentido común.
Esta sección de la web la llamamos verdes en la frontera. ¿Te sientes identificada? ¿te sientes verde y en la frontera?
Cerramos la entrevista tal y como la abrimos, con etiquetas, jaja.
Si bien es verdad que siento que la ecología política es el enfoque capaz de dar respuesta a todos los retos que debemos abordar urgentemente, colapso social y ambiental, no quisiera encasillarme. Porque intuyo que el futuro si lo afrontamos con sensatez, será muy colaborativo y comprensivo con muchas y diferentes sensibilidades.
El futuro deber ser muy colaborativo y comprensivo con diferentes sensibilidades.
Y en la frontera siento que estamos nuestra generación. La última, probablemente, con oportunidad de hacer grandes cambios a fin de minimizar los impactos más devastadores del cambio climático. Por tanto, es una frontera que conlleva una enorme responsabilidad, pero a la vez, es una grandísima oportunidad para transitar a otras maneras menos agresivas de relacionarnos. Y esto, es estupendo!
Cote Romero
Tenemos que dar unas gracias muy especiales a Cote por su disponibilidad, por lo mucho que aporta en la entrevista y también por su cordialidad en el trato. Además su entrevista nos ha ayudado mucho a darnos a conocer como blog.
Nos alegra mucho poder publicar estos ejemplos de esperanza que sirven de referentes en un mundo a veces tan desanimado. No podemos olvidar que el desánimo del pueblo es el arma para la victoria del fascismo. Por eso dar a conocer el trabajo y la ilusión de gente como Cote es tan importante. Colabora, ayúdanos mover las entrevistas.
“Nada va a cambiar si no hay una ciudadanía que empuje el cambio” Cote Romero. Entrevista para el blog Verdes y Libertarias
26/01/17 | CONÓCENOS