Por Héctor Pastor
Hablar de cifras en el sector del autoconsumo no es tarea sencilla. En la retina se recuerda un modelo energético renovable basado en la producción de energía en grandes espacios, bajo una estructura de retribución con primas a la generación. Los parámetros de diseño se realizaban con el único ánimo de optimizar la inyección de energía para obtener mayores ingresos y, por tanto, minimizar los plazos de amortización.
El autoconsumo residencial modifica sustancialmente el prisma bajo el que se diseñan, operan y se analiza la rentabilidad de las instalaciones.
Hay varios aspectos característicos de una instalación de autoconsumo que se deben tener en cuenta. El primero de ellos es la necesidad de adaptarse a una cubierta ya existente, por lo tanto, la ubicación de los módulos no siempre será la óptima. Las cubiertas tienen ya una orientación definida, elementos singulares que generen sombras, etc. Por lo tanto, el reto estará en lograr la mejor disposición posible, tanto en orientación como en minimización de sombras.
El segundo es la introducción de otra variable clave y fundamental en una instalación de autoconsumo: la energía consumida. Bajo el modelo de inyección a red de los años 2006, la única preocupación era la optimización de la generación, sin embargo, ahora resulta tan importante (o más) optimizar el consumo. El reto será lograr que la curva de consumo del inmueble sea lo más parecida a la curva de generación. Es decir, tratar de desplazar el consumo de energía a las horas centrales del día .
La curva de consumo se tiene en cuenta en la realización del diseño de la instalación. Pero obtener la rentabilidad real de una instalación fotovoltaica residencial de autoconsumo dependerá en gran medida del usuario y sus hábitos. Y es que, para calcular la rentabilidad, es tan importante la producción de energía, como el consumo de ésta. La adaptación al patrón de consumo tanto diario como a lo largo del año a la curva de producción fotovoltaica, así como el diseño ajustado al entorno existente, serán las condiciones clave en este tipo de instalaciones. Esto significa que bajo este nuevo modelo energético tenemos en nuestra mano la posibilidad de acelerar la rentabilidad de nuestras instalaciones.
Pero hablemos de cifras, y de cifras concretas.
Para ello, hemos hecho un análisis en una muestra de 79 instalaciones proyectadas y ejecutadas durante la segunda Oleada Solar. Todas las instalaciones son residenciales, ubicadas en 10 Comunidades Autónomas (Andalucía, Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Islas Baleares, Islas Canarias, Madrid Navarra y País Vasco) repartidas en más de 50 Municipios.
Hay tres conceptos relevantes de las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo residencial que queremos tratar:
1. Potencia pico
2. Rendimiento de la instalación
3. Porcentaje de autoconsumo
Os proponemos en primer lugar ahondar en estos tres conceptos y en cuánto significan en la Oleada Solar. En los siguientes posts estableceremos la relación entre ellos y seguiremos profundizando y compartiendo las cifras de la Oleada Solar.
Potencia pico de la instalación
La potencia pico hace referencia al tamaño de la instalación. Se entiende como potencia pico de la instalación, el sumatorio de la potencia máxima del total de paneles instalados.
En nuestro caso de estudio, la suma de todas las instalaciones hace un total de 189,3kWp, obteniendo una media de 2,39kWp por instalación. Esto supone disponer de una superficie útil en la cubierta de 13,28 m2.
Ligada a la potencia pico de la instalación, encontramos la potencia nominal de la misma, entendida como la potencia a la salida del inversor. En la Oleada Solar, se trabaja con inversores de 1,5 – 2,5 – 3 – 3,6 -4 y 5 kW.
La distribución de equipos instalados en la muestra analizada es la siguiente:
Manteneros atentas y atentos a este cuaderno de bitácora para seguir descubriendo las cifras de la Oleada Solar. ¡Hasta la próxima!