Hoy es el día mundial de la educación ambiental. Hoy, reivindicamos el papel de la educación en el cambio de modelo económico y energético que está destruyendo el planeta. Hoy, estamos orgullosas de mostrar al mundo lo que hacemos los 365 días del año.
El pin parental está siendo el gran debate público estos días, pero esta discusión es una táctica distractora, imbuida en una estrategia mayor: marcar el ritmo y el debate político en un relato basado en la libertad individual que cuestiona el bienestar colectivo como fin último del Estado de bienestar. Aparentemente, el polémico pin parental va a hacer retroceder la educación sexual de algunos niños y niñas a los años cuarenta, pero lo cierto es que por ahora, el único efecto que ha tenido es que un puñado de niños y niñas no hayan acudido a los cursos de reciclaje.
Nos preguntamos quién, a estas alturas de la película, pone en discusión el reciclaje
Nos preguntamos quién, a estas alturas de la película, puede poner en discusión el reciclaje. Esperamos que sean padres y madres que tienen tan superada esa fase que consideran que es una pérdida de tiempo. Gente que va al campo a recoger basura para mantener nuestros montes limpios, que cultiva fruta sin pesticidas y que milita en colectivos ecologistas. Esperamos que así sea, pero creemos que no lo son. Las personas que ponen en duda el reciclaje probablemente sean personas que cuestionan el cambio climático, que consideran que su derecho a no reciclar está por encima de no sabemos muy bien qué y que la contaminación del Mar Menor es eso, un mal menor.
La educación ambiental que cambia el modelo económico
Pero no queremos centrar la discusión sobre el consumo de plástico o el reciclaje. Ambas acciones son necesarias, pero desde luego no suficientes. El reciclaje y no consumir plástico son la socialdemocracia de las acciones para mitigar el cambio climático y hemos superado ese punto, ya llegamos tarde. No tenemos un problema con el plástico, que también, lo que tenemos es un problema de calentamiento global y ahora lo que necesitamos es la revolución de los luditas climáticos. Hay que parar máquinas y repensar el sistema económico.
En Ecooo cada vez que visitamos un colegio lo decimos. Tratamos de hacer conscientes al alumnado de sus consumos y sus impactos. En el proyecto 50/50 les ayudamos a monitorizar la energía que gastan en el centro escolar, pensar cómo podrían reducirla y reinvertir el dinero de los ahorros en nuevas medidas. Lo hace toda la comunidad educativa de manera colectiva y democrática. Enseñamos a la gente pequeña a ponerse de acuerdo y a ser consciente de dónde viene la energía y lo que implica el despilfarro.
Hemos llevado a cabo el proyecto en 15 colegios. Los resultados han sido los siguientes:
Es necesario llevar a cabo medidas de ahorro y eficiencia tanto como hacer entender a las nuevas generaciones que el consumo del planeta hasta la extenuación pone en peligro su vida y las de los que vienen. Enseñar las consecuencias del cambio climático y los factores que lo producen es muy importante, tanto como las estrategias colectivas que se pueden llevar a cabo.